por Ramón Nómada
Siguen haciendo balances unos y otros, unos que si la proliferación de caminos, otros que si el miedo a la masificación, etc.
Y siguen mirándose el ombligo y no dando una, porque, en el fondo, les va bien como se está y no quieren acometer ningún cambio que se les pueda llevar por delante.
Y es que hay un tema de DESFRAGMENTACION del Camino, de POLARIZACION en grandes bloques autóctonos: León, Burgos, Logroño, Ponferrada, Astorga... que no quieren saber nada de los demás, que cada uno va a lo suyo, que no se preocupan de los pequeños alojamientos que hay entre ellos, los ignoran, los desprecian... y quien se lleva el gordo es GALICIA, la que siempre ha considerado que el Camino de Santiago empezaba en O Cebreiro y que ahora, por mor de hacerlo más fácil lo ha trasladado a Sarria, como lo hará con Arzúa cuando les convenga...
Sigan, sigan discutiendo si son galgos o podencos, que la liebre se les escapó hace ya mucho tiempo.
Lo peor, el Camino deshaciéndose, desintegrándose, dispersándose entre las manos, a veces manos entregadas y compasivas que no ven reconocidos sus esfuerzos y su dedicación...
Porque, señores, hablemos claro. El Camino de Santiago es el que es, no ningún invento acomodaticio, pasa por donde pasa, va a donde va, y tiene la importancia que le han dado siglos de tránsito y de gloria, de esfuerzo y de presencia.
Inventar caminos, ponerles nombre, promocionarlos como si se tratara de vender churros dulces es DESMEMBRAR, es cambiar el sentido a las cosas, es diluir esfuerzos, es querer participar de una moda sin esfuerzo, entrar a cobrar los beneficios directamente, ¡ya!
Eso es convertir caminar a Santiago en mil recorridos senderistas sin historia, sin tradición, sin interés alguno, es servir a Decathlon, no al sentimiento Jacobeo.
Se lo estamos advirtiendo una y otra vez, pero miran para otro lado, siguen a su bola, y su bola les, nos va a conducir al desierto...
